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viernes, 2 de noviembre de 2018

Mary Maribel Gomez _ Primicias 2019 _ HUAYNO EN ARPA

Marymaribel Gomez  y Los Carismáticos del Amor, ahora con nuevos temas para los fans de todo el sur, pero principalmente Marymaribel Gomez se esta volviendo  la estrellas de miles de amantes del huayno con arpa con sus recientes temas como "Perdida, porque te vas", "amor Ingrato", "Sola Soy Pasajera", "Lloro por Tu Amor", "Tomo Una Cerveza" y " Mi madre", entre otras canciones. 
Marymaribel Gomez



 Marymaribel Gomez,  solo quiere destacar con su canto. "Sólo quiero que mis canciones lleguen  a todo los corazones de los fans del huayno Arpa y Sureño.


Mary Maribel Gomez


Le Dejamos con algunos vídeos de Marymaribel Gomez


sábado, 15 de septiembre de 2018

Manuel Z. Camacho

¿QUIÉN ES…?
Sin duda alguna, es uno de los grandes personajes que supo desafiar al sistema político por una justa causa, de transmitir y defender los derechos de sus hermanos de los andes peruano, ya que en ese entonces los jaqis estaban condenados a tener una vida paupérrima, sin tener ningún derecho sobre su propia existencia; hasta llegaron a
considerar a los andinos como seres inferiores o simplemente llamarlos como salvajes que debían desempeñarse en actividades muy duros (en su gran mayoría en el sector de la minería). Y ahí llega un gran hermano que quiso poner fin a esta masacre, pero tuvo grandes adversidades y dificultades para llevar adelante este proyecto, ya que las principales autoridades se opusieron cabalmente y así querer aniquilar toda la esperanza de tener una educación para los hombres andinos.
Cabe resaltar que Manuel Allqa Cruz (Manuel Z. C.), considera a la educación como la única salvación de la subordinación y ve como el medio de liberación frente a la masacre de los mistis.
BIOGRAFIA
Nació en el AYLLU CUTIMBO EL 25 DE DICIEMBRE DE 1871. Su padre fue Benedicto Allqa y su madre Eulalia Cruz Camacho. Sus padres conocieron al arriero Antonio porque el ayllu Cutimbo se encuentra al lado del camino de herradura que viene de Moquegua y va hacia Puno. A los escasos 12 años Manuelito es entregado al arriero quien se lo llevó a la ciudad de Moquegua.
El viaje hasta Moquegua duró cinco días. Las distancias eran enormes. Eran horizontes totalmente abiertos a los cuatro puntos cardinales. Después de un largo y cansado viaje llegaron hasta la ciudad de Moquegua. Ingresaron por la noche, cuando las luces estaban prendidas en las calles. La casa de Antonio quedaba fuera de la ciudad. Era un amplio local donde guardaba a los animales. Salieron a recibirlos su mujer y sus tres hijos. La esposa de Antonio se llamaba Doña Mercedes.
UNA NUEVA FAMILIA
Un día, el arriero Antonio, junto con su mujer le hablaron: “Nosotros somos una familia pobre, con hijos. Yo (Antonio), casi no permanezco en casa, tengo que viajar por varias ciudades llevando la mercadería. Pasado mañana tengo que salir a la ciudad de Tacna para entregar a los comerciantes los productos que hemos traído de Puno. Así hemos pensado, con mi mujer, entregarte a mi compadre, el Doctor Higinio Herrera a su esposa, mi comadre Juana Pomareda. Es un hogar sin hijos, con ellos vas a vivir. Ellos también me han suplicado que les consiga un niño serranito” después de un día Antonio y Manuelito se dirigieron hacia la plaza, atravesaron de un extremo a otro e ingresaron a una calle amplia, con anchas veredas. Se detienen junto a una bonita casa pintada de blanco. Antonio tocó la puerta, al momento salió la señora Juana Pomareda y dijo: “Tu compadre se encuentra en el consultorio, ya debe regresar almorzar”. A lo que respondió Antonio: “Comadre, le traigo su encarguito, al serranito éste. Es puneño, sus padres han perdido sus tierras, ahora son colonos de una hacienda”. Para terminar, a modo de consejo agregó: “El cholito se va acostumbrar luego con ustedes”. Y dijo: “Manuelito acá nos despedimos, quédate con mi comadre, sé obediente con ellos, llegaran a quererte como a un hijo, yo cuando vuelva a Puno, buscaré a tu padre y le diré que estas bien, en una casa de mucho respeto”
Al año siguiente ingresó a la Escuela Municipal del pueblo de Moquegua, donde estudio hasta el tercer grado, es decir la instrucción primaria completa (en ese tiempo la primaria completa era de tres años, hasta el tercer grado). Tuvo como profesores a Don Armando de la Flor, que enseñaba la lectura y escritura del idioma castellano, Don Gavino Vizcarra enseñaba la matemática y el Cura Zuñiga, párroco del pueblo, enseñaba Historia Sagrada y el Catecismo.
Durante la década de 1870 al 80, se produjeron importantes acontecimientos. Se inició el ciclo del comercio lanero y el despojo intensivo de las tierras de las comunidades por los hacendados, para lograr el crecimiento de sus haciendas. Esto, por haber logrado en los mercados de Europa una alta cotización la lana de ovino y especialmente de alpaca. También en esta década se inició la penetración del comercio arequipeño a la región de Puno. Otro hecho importante fue la llegada del ferrocarril a la ciudad de Puno, capital del departamento, el 1 de Enero de 1874. En esta década también se inició la navegación en el Lago Titicaca. El 30 de Abril de 1871 se puso la quilla del vapor Yapura. Su lanzamiento fue el 19 de marzo de 1872 y el 7 de Agosto de 1873 hizo su primer viaje a los Puertos de Yunguyo y Copacabana. En suma, fue la década de la expansión violenta de los latifundios puneños y la aparición de los gamonales más feroces y sanguíneos. Al mismo tiempo, como respuesta a estos hechos, surgieron los líderes campesinos más combativos, como Juan Bustamante, “el mundo Purikuj”, y su trágica muerte en el pueblo de Pusi el 2 de Enero de 1865.
LA JUVENTUD Y EL VIAJE A ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMERICA
Cumplido los 16 años de edad, viajó a la ciudad de Lima con el italiano Iscardi, quien era amigo de Manuel Z Camacho (se conocieron en la ciudad de Moquegua, por que el italiano tenía una tienda). La primera semana del mes de Septiembre se despidió del Dr. Higinio Herrera y su esposa y emprendió el viaje.
Viajaron por el puerto de Ilo y llegaron en un barco chileno hasta el puerto del Callao. Permanecieron algún tiempo en la ciudad de Lima, donde el italiano tenía amigos. Después, en el puerto del Callao se embarcaron, en un barco de bandera italiana, con destino a San Francisco en los Estados Unidos de Norteamérica. El viaje duró cerca de un mes hicimos escala en Talara, luego en Guayaquil, Panamá, Acapulco, Tijuana y San Francisco, donde permanecieron cerca de un año con el italiano Iscardi. Al año siguiente regresamos a Lima. En el año 1888 se separaron.
Manuel Z Camacho regresa a Moquegua. A su llegada encontró al pueblo muy agitado, se estaban organizando los montoneros para luchar contra Cáceres. Z. Camacho, inmediatamente se incorporó como soldado.
DECIDE CAMBIAR DE APELLIDOS
En Diciembre del año 1894, Manuel Z Camacho, cumplía 24 años de edad. Para incorporarse al ejército revolucionario decidió cambiarse de apellidos. El paterno Allqa lo reemplazó por Zuñiga, en memoria del cura Zuñiga, recordado profesor de historia Sagrada en la Escuela Municipal del pueblo de Moquegua; de su madre tomó el segundo apellido: Camacho. Desde esa fecha en adelante su nombre será Manuel Zuñiga Camacho o sencillamente Manuel Z. Camacho.
RUMBO A CHILE
El 16 de Abril de 1896 salió de Lima con destino a la ciudad de Iquique, ya territorio chileno. En Iquique conoció a los chilenos Manuel Vivanco y Melchor Estrada, con quienes mantuvo una amistad fraterna.
EL REGRESO A LA TIERRA NATAL
Cuando cumplía 27 años de edad. Se embarcó en Valparaíso en un barco chileno, después de una travesía de diez días desembarcó en el puerto peruano de Mollendo. Llegó a Puno el 18 de Enero de 1898. De inmediato se puso a buscar a sus padres. Viajó a pie a su comunidad. Fue grande su sorpresa al encontrar solamente ruinas y vestigios de las casas destruidas. Cuando observaba el lugar de su recuerdo, llegó un hombre a caballo, venía a todo galope, paró a poca distancia e inmediatamente desmontó y lo dijo: “¿Qué buscas? ¿Has perdido algo? El hombre era un cholo robusto, armado con grueso zurriago. Le ordenó que de inmediato tendría que retirarse si no quería ir preso a la casa-hacienda, por sospechoso de ser un abigeo, porque tenía cara de tal. Él respondió: “Que no era así, lo que buscaba era mi comunidad, la casa de mis padres”. El hombre le dijo. “Estás loco, acá nunca hubo comunidad alguna. Estás dentro de la hacienda Collacachi de propiedad del Doctor Agustín Tovar Arce.
Otro día, cuando estuvo caminando por las calles de la ciudad de Puno, precisamente la calle de los puentes, casualmente se encontró con Santiago Arpasi, quién le informó que su madre se encontraba en la parcialidad de Utawilaya, jurisdicción del distrito de Chucuito, cerca al centro poblado de Platería. Viajó a ese lugar. El encuentro con su madre fue muy emotivo, de la alegría pasaron a las lágrimas. La abrazó entre sollozos, ambos lloraron un largo momento. Su madre también lloraba de alegría. Ella le dijo: “Tu padre (Benedicto Allqa) ha muerto siendo colono de la hacienda Collacachi. Yo, al quedarme viuda bajé a la ribera del Lago Titicaca en busca de libertad, ahora vivo en esta parcialidad; me he casado con Basilio Arpasi, con el que tengo dos hijos”. Escuchó en silencio a su madre y se quedaron junto con la nueva familia.
LA PRIMERA ESCUELA RURAL EN PUNO
En el año 1902 fundó la primera Escuela Rural en el departamento de Puno. La escuela funcionaba en su domicilio (en la casa de su padrastro) en la parcialidad de Utawilaya. El local era una amplia sala que construyó con tal objetivo. Enseñaba a sus discípulos (hombres, mujeres y niños de toda edad) la lectura y escritura del idioma castellano y la interpretación y el estudio de la Biblia. Además, curaba a los enfermos y daba orientaciones para la crianza de los animales y el cultivo de las plantas alimenticias. El profesor Julián Palacios, gran educador fue su gran amigo y consultor. Un día llegó a su casa a realizar una visita y a conversar sobre la educación. Ese día se quedaron hasta tarde y por último se quedó adormir. Al día siguiente, en la mañana, momentos antes de partir a la ciudad de Puno, llegó a su casa un humilde campesino quien lo solicitó que fuera a curar a su mujer que se encontraba muy enferma: animó al hermano Julián a que lo acompañe a la casa del campesino.
Las autoridades, como los jueces de paz, los gamonales, el Tata-cura de los pueblos de Ácora y Chucuito, llegaron a saber que Manuel Z. Camacho había tenido el atrevimiento de abrir una escuela en el campo (y en su propia casa) para enseñar a leer, escribir y hablar el castellano a los indios. Estas autoridades de inmediato se indignaron y buscaron la forma de impedir que la escuela siga su curso normal; también planearon la forma de castigarlo.
Después fue encarcelado en varias oportunidades, siendo amenazado de muerte y sin tener miedo a nada siguió con su proyecto de educación. Dando un resultado extraordinario ya que desde ese entonces los pueblos se organizan y logran liberarse del yugo de los karas.
Fuente:
http://www.losandes.com.pe/Cultural/20100131/32548.html

martes, 9 de junio de 2015

Mujeres aymaras en la Historia

Las mujeres aymaras en la historia 1781:
Jan axsariri warminaka
(Mujeres que no tienen miedo)
Por: Marina Ari M.
El presente artículo pretende mostrar que existiendo una conexión entre los factores de identidad étnica, las normas sexuales y los roles sobre lo femenino y masculino, la lucha nacionalista del ejército aymara-qichwa en 1781, contribuyó a la ruptura de estos prototipos en las mujeres que participaron de la Revolución Sisa-Katarista, modelando perfiles inusitados de liberación de las guerreras Aymaras.

Las opciones sexuales y los roles femeninos para las mujeres durante el siglo XVIII eran limitados, incluso para las mujeres invasoras; peor aún para las mujeres sometidas. Las políticas represivas españolas, manifestadas de forma feroz por su Iglesia Católica, se ensañaba en las mujeres y con más encono en las mujeres indígenas.
En tiempos de la Revolución Amaru Katarista, las fronteras de los roles asignados se rompieron, se superó la visión de mujeres indígenas subordinadas, pasivas y humildes, depasando incluso la antigua ley del chacha-warmi. La revolución de la serpiente de dos cabezas, Amaru-Katari, significó también una revolución para las mujeres. Los casos de Bartolina Sisa, Gregoria Apaza, no debieron ser excepcionales; en los relatos sobre el Cerco Aymara a la ciudad de La Paz existen abundantes referencias a mujeres aymarasque lucharon a la par de los hombres y cuya conducta y relaciones sociales y familiares se trastocaron.
El primer relato mostrará el impecable liderazgo de una mujer que llegó a tomar decisiones por sí sola, excluyendo la decisión de su esposo y líder máximo de su ejército, comportándose con mayor honorabilidad y valor que el mejor de los guerreros. Una mujer que creó nuevos símbolos para re-dignificar a la nación aymara que había sido sometida y humillada: BARTOLINA SISA.
En un segundo relato es de una mujer que rompió las convenciones, roles y deberes que le delegaban las normas del invasor europeo e, incluso, de su propia comunidad. Una mujer que luchó por ser ella misma con la única restricción del respeto al familiar y líder Tupac Katari: GREGORIA APAZA.

BARTOLINA SISA
En 1781, durante la revolución India, ninguna mujer española es mencionada, sino como víctima. En cambio el liderazgo de Bartolina Sisa, la generala aymara, deslumbra. Los mismos relatores españoles califican a las españolas durante el Cerco a La Paz como lloronas, curiosas, gritonas e inútiles; en cambio, pese a odiar y despreciar a las mujeres indígenas, no dejan de admirar su vibrante participación como soldados, como administradoras y guerreras, tanto envanguardia como en retaguardia. Bartolina Sisa es una representación magnífica de ellas.
Bartolina nace el 24 de agosto de 1753 en la comunidad de Sullkawi, es la segunda esposa de Tupac Katari (Julián Apaza), después de Marcela Sisa. Con su familia y luego con Apaza, será comerciante de coca y de tejidos nativos. En febrero de 1781 se inician las acciones revolucionarias, coordinando con las tropas de Tupaj Amaru. Se movilizan más de 150 mil aymaras y qichwas, desde el Perú hasta el Qullasuyu, abarcando en Bolivia a La Paz, Oruro, y los valles de Chayanta. El ejército de los Katari-Sisa contaba durante el inicio del Sitio de la ciudad de La Paz (13 de marzo de 1781) con 20 mil combatientes. En muy pocos días se convierten en 40 mil y al cabo de 5 meses serán 80 mil. Bartolina Sisa participa activamente enrolando a los combatientes, tanto hombres como mujeres.

Tupaj Katari, a diferencia de Amaru, plantea el restablecimiento de la Nación Aymara. El 24 de abril de 1781 se produce un ataque nocturno a la ciudad de La Paz en el cual Julián Apaza, acompañado de Bartolina, gritan su nacionalismo Aymara. Borda, el cura presente en varias jornadas de la guerra Sisa Katarista, quien delatará todo lo sucedido a los españoles ya aplastada la revolución, relata que el pensamiento del nacionalismo “lo tenían de continuo sus parásitos”. Una de las principales propugnadoras del nacionalismo Aymara era Bartolina Sisa.
La generala mostrará esta convicción en sus desafiantes respuestas a los interrogatorios y tortura que los españoles le hacen cuando cae presa, acerca del objetivo revolucionario de extinguir la cara blanca para que reinen los indios. En marzo, 40.000 aymaras inician el cerco a Chukiyawu (La Paz). Durante 109 días los españoles y sus criollos vivieron una pesadilla sin alimento ni agua, comiendo elcuero de sus baúles, pues los perros y ratones se habían acabado. El cerco humano de sus víctimas aprisionábalos día y noche, arrojando pelotas de fuego, hostigando diariamente al enemigo.
En contraste con su cuñada Gregoria Apaza, Bartolina es una líder que hace prevalecer su prestigio ganado por sí sola. Se impone como tal ante los españoles, pues continuamente hace “ostentosas bajadas” (Siles 1960:142) vestida siempre ceremonialmente, como guerrera en algunas ocasiones, en otras como Qoya, para vigilar la permanencia del cerco; participa en los combates y hostigamiento a los sitiados y en ocasiones dirige personalmente el ejército aymara. En todas sus actuaciones Bartolina mantiene un ceremonial de guerrera y de Mama T’alla, fortaleciendo los símbolos de la reconstrucción nacional aymara. Recupera elementos de dignidad que los invasores nos habían despojado. En sus inspecciones al cerco de La Paz su vestimenta es cuidadosamente elegida, usa un cabriolé con adornos de oro o plata a la usanza española y monta un caballo, en otras ocasiones una mula muy adornada. La elegancia en su vestimenta, los detalles de comer con cubiertos de plata y de co-oficiar las ceremonias, muestra la voluntad de re-simbolizar la lectura de la nación Aymara. Estos rasgos hacen que los españoles tomen su discurso simbólico como una afrenta; no podían creer ni entender que “la chola”, “la amancebada”, “la concubina de Katari”, que ellos odiaban tanto, se atreviera al desafiante boato.
Bartolina es una mujer extrema: sumamente compasiva y en ocasiones dura. Es la única que puede aplacar la violencia de Katari, quien en ocasiones incluso la amenaza de muerte; ella sabe apaciguarlo y él la llama “reina” dedicándole sus actos de misericordia. Bartolina seguramente lo amóprofundamente y así lo muestra su última acción antes de ser capturada, cuando acude en su apoyo pese al riesgo que se sometía, pero también es la líder que encuentra en el mando su razón de vida, es quien siente los objetivos de la revolución india con mayor profundidad. Por eso en sus declaraciones expresa los objetivos nacionalistas: «que la cara blanca debía ser extinguida para que reinasen sólo los indios».
En Ventilla Bartolina Sisa comanda un ejército de guerreros y guerreras aymaras, sus posteriores acciones mostrarán su liderazgo natural. El 21 de mayo este ejército queda bajo su exclusiva dirección. Con Katari lejos de El Alto, su misión es cuidar que el cerco a Chukiyawu no se rompa. Los españoles al verla en la dirección envían 300 soldados para capturarla. Ante la inferioridad numérica de los aymaras los españoles persiguen a las tropas de inspección qullasdirigidas por Bartolina. Para su sorpresa, Sisa ordena el ataque y, a fuerza de pedradas, el batallón más selecto de los españoles es humillantemente derrotado por el ejército de hombres y mujeres aymaras. Bartolina en sus decisiones militares mostró otra ruptura más con los patrones de género impuestos, mostrando que además de generala era específicamente una mujer generala aymara, ordenando mutilar los cadáveres de los españoles en castigo simbólico a las violaciones y abusos sufridos por las mujeres indígenas a manos de los invasores.
El 29 de junio de 1781 el ejército indio es atacado por un reforzado ejército español y se produce la ruptura del cerco, días después los españoles con más refuerzos de Charcas salen de la ciudad a masacrar a las comunidades: queman casas con mujeres y niños, se tortura y asesina a los comunarios. Katari es obligado a replegarse y en esta acción se produce la captura de Bartolina Sisa. Cuando Katari es derrotado en Calamarca le pideauxilio y ella, pese al peligro de disminuir sus fuerzas, le envía mil hombres más, asegura los bienes decomisados para que los guerreros de El Alto no se vean abandonados y lleva ella misma plata y ropa de auxilio. En esta misión es traicionada por sus acompañantes quienes la entregan al cruel Flores. Es conducida presa a la ciudad de La Paz donde fue recibida por una lluvia de piedras, insultos y golpes. El genocida Segurola la encierra encadenada. Su lealtad y valor al tomar una decisión tan difícil muestran a la líder que sobrepuso sus convicciones sobre su vida misma.
Otro aspecto de su carácter se manifestó en los brutales interrogatorios a los que fue sometida. A diferencia de su cuñada no acusa a combatientes ni aliados e inteligentemente sólo se refiere a las personas que ella sabía habían muerto. No acusa a Gregoria de ningún delito y libra de culpas incluso a los criollos y curas que habían apoyado a la Revolución. La única persona viva a la que compromete es a María López, conocida como María Lupaza. Esta mujer era la amante de Tupac Katari, los relatos la muestran como ambiciosa, dominante e hipócrita, en su confesión a los españoles, Lupaza se presentó como una víctima de Katari, quedando de esta forma libre.

Katari es traicionado por Tomas Inkalipe y conducido preso hasta Achachicala con una corona de clavos. El 14 de noviembre de 1781 le arrancan la lengua, lo descuartizan y exponen sus restos en picotas. Después de la muerte de Tupac Katari Bartolina se hundió en una profunda depresión. Casi un año más tarde, el 5 de septiembre de 1782 ejecutan a la generala. Bartolina es rapada, coronada también con clavos, la hacen pasear soga al cuello y atada a la cola de una mula, le cortan los senos, le arrancan la lengua y luego la cuelgan. Sus miembros son arrancados, su cabeza clavada en un palo fue expuesta en laszonas donde ella batalló. Días después sus restos son quemados y sus cenizas arrojadas al aire.

GREGORIA APAZA

Gregoria Apaza hermana de Julián Apaza o Tupac Katari es otra mujer Aymara singular que revoluciona su condición de género durante la Revolución Amaru-Katarista.

Gregoria estaba casada con Alejandro Pañuni, sacristán de Ayoayo, con quien tuvo un hijo. En los inicios de la guerrilla, Tupac Katari -en la tradición aymara- convoca a su hermana y cuñado, a sus primos y a sus tíos y por supuesto a su esposa y les da sitios de honor. Gregoria enviará a su hijo hasta Azángaro y lo verá muy esporádicamente, preocupándose de él a través de cartas que dirige a su cuidadora.
Gregoria se constituye en administradora de los bienes incautados a los españoles por el ejército Katarista, administra y vende el vino, cuida los caudales y los víveres. Parece ser una mujer de mucho carácter que en principio se siente limitada porque el papel de protagonista, de Mama T’allalo encarna por derecho y vocación su cuñada Bartolina Sisa.
Entonces conocerá al general qichwa Andrés Tupaj Amaru, convirtiéndose en su amante y asesora política y bélica. Los qichwas, desconfiados del papel de Tupaj Katari, envían a uno de sus principales coroneles, Juan de Dios Mullupuraca, para reclamar tributos por los bienes incautados. En respuesta Gregoria se constituye en embajadora y con un séquito en el que también está su esposo, se dirige al campamento qichwa en el cerco a Sorata llevando cinco mulas cargadas de plata, como contribución de Tupac Katari.Andrés era sobrino de Tupac Amaru, hijo de su hermana Felipa; fue educado en colegios privilegiados del Cuzco gracias a la fortuna de su familia y a su clase social como descendiente de la nobleza incaica. Después de que Tupac Amaru fue hecho prisionero, su tío Diego Cristóbal se hizo cargo de la dirección del ejército Amarista, una de sus primeras acciones es encomendar a Andrés el control de Tupac Katari.
El ejército qichwa pasa por Quequerani en marzo de 1781, derrotando a los españoles y venciéndolos nuevamente en Charasani; entran triunfantes en Larecaja y Omasuyos e incursionan en Sorata en abril de 1781 cercándolo durante varios días. La resistencia de Sorata es vencida mediante la construcción de una quchadonde reúnen las aguas del nevado de Tipuani y luego las sueltan inundando Sorata y destruyendo la principal trinchera.
Cuando Gregoria conoce al carismático Andrés, éste tenía unos 19 años, aproximadamente diez menos que ella y su principal idioma era el aymara. Ambos inician una relación apasionada. Gregoria se quedó con Andrés hasta que terminó el sitio de Sorata. Sin importarle la presión social, ni la presencia de su esposo en el campamento, se convirtió públicamente en la pareja pasional y política de Andrés. En el juicio que posteriormente le hicieron los españoles, cuando ella niega que fuera amante de Andrés, le enrostran que “hasta los indios más torpes lo sabían”. Cuando le interrogan sobre su esposo, dirá que era un fatuo, que tan solo servía para soldado y que un día desapareció en la sierra de Pampaxasi y que seguramente había muerto.
Pese a ser mujer con ambición de poder y prestigio, prefirió ser sólo la asesora de Andrés y no figurar como T’allaque daba órdenes o ejecutaba acciones. En loscombates de el Tejar, pese a que la mayor parte del ejército era aymara y que por tanto consideraban a Tupac Katari su comandante, no tomó ningún liderazgo pues sabía que era el centro de habladurías y ello podía desprestigiar a su hermano. El día de la toma de Sorata, el ejército Amarista arma una tienda de campaña para sus generales, allí están Andrés y Gregoria en trajes de Inca. Por los relatos de los españoles se conoce que Andrés era un líder carismático que se ganó a varios criollos; uno de ellos, Antonio de Molina quien fuera soldado de los españoles, declaró posteriormente que nunca había sido invitado a la mesa del General Andrés Amaru y que este privilegio estaba reservado tan sólo a la hermana de Tupaj Katari, Gregoria quien comía y vivía con Andrés.
Su relación con Andrés la llevó al nivel de los coroneles qichwas, Bastidas, Diego Cristóbal Tupac Amaru y otros comandantes. Por supuesto ella participaba en los concejos del alto mando qichwa y en los encuentros de los comandos qichwas con los Aymaras. Uno de los mestizos prisionero de Andrés, declaró que Gregoria dominaba a Andrés y hacía matar y perdonar a quién quería. Por su parte Ascendía Flores, esposa del coronel qichwa Quispe el Mayor, expuso que Gregoria era temida por los indios, estaba siempre en compañía de Andrés e influía sobre él. Quispe el Menor por su parte expresó que ella era de genio cruel inclinada a robar y despojar, muy enemiga de los españoles y aún de los indios, “pues mandaba quitar la vida del que quería” (Siles 1960:144). Todos los declarantes muestran que Andrés estaba tan enamorado de Gregoria que sufría una influencia decisiva de ella.
Gregoria, siendo administradora de los bienes incautados, era también jugadora que apostaba dinero y oro. El afrodescendiente Gonzales cuenta que jugaba con él y otros arriesgando oro. Sin embargo utilizaráprincipalmente su calidad de administradora para crear clientelismos. Después de separados hasta el mismo Andrés le escribirá, desde Azángaro, pidiéndole 200 pesos para pagar sus deudas de juego.
El papel mediador de Gregoria entre los ejércitos qichwa y aymara fue importante, no se debe olvidar que Andrés y otros coroneles qichwas llegaban como “interventores” y que había diferencia entre objetivos y lecturas de prestigio. Andrés, culto, con prestigio social, sobrino de Tupac Amaru, podía negociar y atraer a los criollos, en cambio Tupaj Katari era un líder implacable y, después de la captura de Bartolina, constante bebedor, de carácter cruel. En esta situación los líderes qichwas chocaron con los aymaras y fue Gregoria quien impidió el avasallamiento a su hermano y a la vez calmó los resentimientos y desconfianza de Tupac Katari, logrando que los ejércitos actuaran conjuntamente.
Terminada la toma de Sorata, Andrés le pide a Gregoria lo acompañe en su regreso a Azángaro, ella en su confesión a los españoles dice que lo hubiera hecho pero era casada y en ese momento estaba en compañía de su marido. Gregoria regresa al cerco de La Paz acompañada de su hermano Tupaj Katari y de Miguel Bastidas, hermano de otra mujer janaxsariri: Micaela Bastidas, esposa de Tupaj Amaru, quien se va con el ejército Katarista en representación de los qichwas. Andrés le recomendará el cuidado de su tío. Cartas posteriores muestran que Gregoria no estaba dispuesta a hacer el papel de cuidadora. En una carta, Andrés le recrimina que su tío se había quejado de que ella no lo atendía, que no le daba comida ni chicha.
Las cartas que Andrés le envía desde Azángaro muestran la pasión del joven líder por la liberal Gregoria, le manifiesta que desde que se separó de su amable y buenacompañía, …no ve la hora de volver cuanto antes a esos lugares, “para continuar el goce de tus caricias y voluntad que te merecí en tus asistencias y demostraciones firmes” declarando que es “su más afecto, quien te ama de corazón. Inga.”
Gregoria, mujer profundamente libre despertará comentarios del vigilante Bastidas. En cartas posteriores Andrés se muestra celoso y amenazante, declarando que está “enterado de todas tus falsas letras y tus injustas relaciones que por fin son de mujer que engañas a cuatro o cinco al lado… solo te has ocupado en cuidar con pucheritos a cuantos… monigotes y cuantos se les antoja el tener función contigo… que si otra vez… me dan noticias de tus malas travesuras, será caso que me ponga en camino, antes de tiempo a quemarlos a sangre y fuego, a vos por delante…” firmando como “su más amante, que en todo ama de corazón”. Esa carta del 24 de octubre será la última que le escriba a Gregoria, días luego ella será hecha prisionera y once meses después, tras haber sufrido malos tratos, tortura y prisión, será ejecutada de la forma más horrible.
El 12 de octubre es el fin de la revolución Katarista.Los españoles dirigidos por Reseguín vencen a los andinos, quienes se retiraran hasta Achacachi y Peñas. Gregoria se queda en Achacachi mientras Bastidas inicia una negociación de paz. Se celebran las paces de Patamanta el 3 de noviembre donde Gregoria se dirige para unirse al ejército Amarista. Los españoles los traicionan y todos ellos, incluyendo Gregoria, son presos y encadenados.
El 12 de noviembre llega a La Paz con otras dos mujeres, además de coroneles Indígenas. En el interrogatorio le calculan 28 a 30 años, ella dice que no tiene oficio. Sorprenden sus declaraciones contra Bartolina Sisa su cuñada, mostrando los celos por el liderazgoque la habían acompañado en la guerra de liberación. Cuando la acusan de haber sido autora de extorsiones y violencias, de haber cometido homicidios y de disponer de los bienes y riquezas y hacerse llamar virreina, ella dice que todo eso lo había cometido Bartolina y que era la T’allaBartolina quien se hacía nombrar Virreina.
Sobre las ejecuciones de Sorata declara que fueron los “indios” quienes se excedieron de las órdenes de Andrés y que ella más bien trató de interceder por los ejecutados. Siles muestra que ningún declarante la defendió y que por eso ella “no vaciló en señalar las culpas de otros así como en rebatirles agriamente”. Es muy distinta a Bartolina Sisa, quien pese a estar en peores condiciones no culpó a nadie, exceptuando a la odiada MariaLupiza.

La defensa que hace de ella Diego de la Riva indica que era de reconocer y admirar los adelantamientos en su naturaleza y sexo, que era de naturaleza áspera y soberbia y que por eso prevalecieron en ella los afectos tiranos y no los que su propio sexo débil le podían inspirar. El 6 de septiembre de 1782 es brutalmente asesinada. Le ponen una corona de clavos y un aspa como cetro; la sientan en una mula para después ahorcarla, le cortan las manos y junto a su cabeza son clavadas en picotas, llevando estos restos a Achacachi y Sorata. Después de días queman sus restos y lo arrojan al aire.
Andrés Tupac Amaru sostuvo su autoridad en Azángaro, Carabaya, Huancané, Caupolican (Apolobamba), Larecaja, Muñecas y Omasuyos, hasta fines de 1783. Mediante su lugarteniente Villcapaza natural de Azángaro, Andrés había conocido a una joven criolla, Angélica Sevilla, que la hermana de Villcapaza cuida. Posiblemente fue ella quien tomó el lugar de Gregoria Apaza. A fines de 1788 dos frailes dominicosde Arequipa convencen a Andrés y a Villcapaza deponer armas y pedir perdón a la Audiencia del Cuzco, por supuesto fueron traicionados. Apenas llegaron al Cuzco fueron aprehendidos y ejecutados de forma horrible después de ser torturados.
Los tiempos revolucionarios de la aymaritud en 1781 produjeron nuevos discursos en las mujeres guerreras, que tal vez no hubieran sido posibles en épocas de sometimiento y subordinación. Temas fundamentales como la decisión autónoma de las mujeres, la construcción de sus propios objetivos y metas fueron planteados en el caso de Bartolina Sisa y la ruptura total con las normas de moral sexual y roles de esposa y madre en el caso de Gregoria Apaza. Hasta ahora molesta incluso a los aymarjilatanakapensar que nuestras heroínas más conocidas, las más valerosas y destacadas hayan podido derribar las murallas no sólo de los cánones de género establecidos por los invasores españoles sino también del principio aymara del taypichachawarmiy tomar el camino que su cerebro, ajayuy corazón femenino les señalaba. Posiblemente estas mujeres siguen siendo vigentes por que plantearon a su modo desafíos y decisiones que las mujeres aymaras modernas tenemos que seguir respondiendo.
Bibliografía:
Ari, Marina. Bartolina Sisa. La generala Aymara y la equidad de género. Ed. Amuyañataki.
Qullasuyo, Chuquiago: 2003.
Del Valle de Siles, Maria Eugenia. Historia de la Rebelión de TupacCatari. 1781.1782. Ed. Don Bosco. La Paz, Bolivia: 1960.
Ignacio, Ivan. Bartolina Sisa. C.A.N.O. Canadá s/d.
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Valcarcel, Daniel. La rebelión de Tupac Amaru. Ed. Fondo de Cultura Económica. México: 3ª. Reimpresión, 1975

La fuerza de la mujer aymara

La fuerza de la mujer aymara
Gregoria Apasa Nina, la fuerza de la mujer aymara
Fernando Huanacuni Mamani / Comunidad Sariri
Entre 1780 y 1782, los pueblos quechua y aymara, armados con hondas, lanzas y algunos rifles, fueron protagonistas de una de las rebeliones más importantes desde la invasión española en nuestras tierras. Encabezada por Túpaj Amaru y Micaela Bastidas estalló la rebelión en el Virreinato de Lima, hoy Perú, y en la Real Audiencia de Charcas, hoy Bolivia.

Lejos de una iniciativa propia o personal en el mundo indígena originario, los líderes son nombrados por el Consejo de Amawt’as y Mamakunas, y son apoyados por toda la comunidad.
Es así que se encomendó a Tomás Katari y KurusaLlawi tomar Chuquisaca; a José Gabriel Condorcanqui (Túpaj Amaru) y Micaela Bastidas tomar el Cusco; y a Julián Apasa Nina (Túpaj Katari) y Bartolina Sisa tomar Puno, Sorata y La Paz.

Excluida como muchos de la historia oficial, Gregoria Apasa Nina, hermana menor de Julián Apasa Nina, cumplió un rol importante en esta primera rebelión organizada. Del destino de sus padres algunos afirman que fueron llevados a la mita en Potosí, de donde nunca volvieron, otros simplemente afirman que murieron cuando Julián tenía 7 años.
En su adolescencia y juventud Gregoria cultivó la tierra y cumplió labores domésticas en la casa parroquial, de donde huyó al ver los vejámenes a los que eran sometidas las jóvenes indígenas. Se casó con Alejandro Pañuni, quien murió en los primeros meses de la rebelión; con él tuvo un hijo que, junto con el hijo de Julián, fue enviado a Azángaro (Perú), y al que nunca más volvió a ver.
Gregoria estuvo en los dos cercos a La Paz y en el sitio a Sorata, valle que proveía alimentos a la ciudad. El 13 de marzo de 1781 se dio inicio al primer cerco a la ciudad de La Paz, que duró 109 días. Mientras Túpaj Katari y su esposa, Bartolina, comandaban el asedio a la ciudad, Gregoria organizaba a las mujeres para juntar las piedras que eran usadas contra el enemigo.
Más adelante coordinó las acciones en Sorata administrando los caudales y alimentos del ejército indígena. Allá en Sorata apoyó al líder quechua Andrés Túpaj Amaru, presentándose como la representante de Túpaj Katari. Andrés y Gregoria iniciaron reuniones y decidieron las acciones a seguir en Sorata y La Paz.
Juntos dirigieron la construcción de una represa y desviaron hacia ella las aguas de los ríos Chillcani, Quilimbaya y Lakathia, que fueron luego desbordados hacia Sorata, ahogando a la mayor parte de la población el 5 de agosto de 1781.
Andrés y Gregoria entraron triunfantes para tomar presos a los españoles luego de dejar libres a criollos y mestizos. A las puertas de la iglesia, la pareja instaló el juicio que condenó a muerte a los españoles, los que fueron luego ejecutados.
Miguel Bastidas, uno de los principales líderes quechuas, declaró que Gregoria capitaneaba y operaba en los combates de Sorata. Las declaraciones de coroneles españoles la describen como una mandona, que era india principal, que le daban el tratamiento de cacica, virreina y que su pueblo incluso la llamaba reina, señora y madre. Lo que confirma la firmeza y fuerza con que dirigía y articulaba a los ejércitos indios levantados en contra del invasor.
El 5 de septiembre de 1782, Gregoria Apasa y Bartolina Sisa fueron ejecutadas en la horca, no sin antes ser torturadas y sometidas a la burla pública con una saña que se ejercía no sólo por ser “indias”, sino por ser mujeres.

Recordemos que en esa época, si la mujer española y criolla eran apenas objetos de uso y adorno, la mujer mestiza y sobre todo la mujer indígena, además de cumplir con el trabajo obligatorio en haciendas, obrajes e iglesias, debía también satisfacer los deseos sexuales de virreyes, gobernadores, corregidores, soldados, encomenderos, obispos y curas.
La historia poco difundida de nuestros héroes y heroínas revela que en el mundo ancestral andino la pareja era fundamental y el rol de la mujer muy distinto al de las sociedades europeas de entonces, que dejaron muy arraigadas hasta el día de hoy las huellas de ese pensamiento colonial machista.

Hoy, en este proceso de recuperar nuestra historia y nuestra ideología, estamos proyectando también la reconstitución no sólo de nuestra identidad como herederos de un pasado milenario, también la reconstitución de la identidad natural de la mujer como eje de la familia y de la comunidad.

Túpac Katari y Bartolina Sisa

Julian Apasa “Tupaq Katari”
“A mí solo me matarán, pero, ¡¡¡volveré y seré millones!!!”
W. Jony Rodríguez Arizaca / losandes.com.pe
Hasta ahora, ni la mejor y más nutrida documentación [1] respecto a éste mártir de la historia Aymara, ha podido demostrar el lugar de su nacimiento.

A mí solo me matarán, pero, ¡¡¡volveré y seré millones!!!
Fue el 13 de marzo de 1781, que por primera vez en la historia colonial llega a oídos receptivos de los españoles, el nombre de “Tupaq Katari”; a raíz de una interceptación de las cartas de proclama, descubierta por parte del cura de Viacha; pues, hasta entonces, sólo se señalaba a Túpac Amaru II, como el único autor del levantamiento armado.
En adelante, sus detractores españoles; contemporáneos a él ­­­­­­­­­­­–tales como el brigadier Sebastián de Segurola y el sacerdote Matías Borda[2]– siguiendo la tendencia sistémica de los historiadores y comentaristas españoles de las sublevaciones indígenas de 1780-1781, presentarían a Julián Apasa, como a un indio ignorante, bruto, infame, vicioso, sombrío, ridículo, de familia incierta, en embriaguez constante, mujeriego, analfabeto y por último, un hombre feroz, sanguinario y un advenedizo que se puso el nombre de “Tupaq Katari”.
Pero ¿quién fue realmente este hombre que dijo: volveré y seré millones? ¿Dónde fue su nacimiento?, ¿Por qué inició su lucha en el sur puneño? y ¿Cuál fue realmente su origen y ascendencia? son algunas de las preguntas que quisiéramos abordar en el presente artículo.
Además, ¿Cómo creer que un inmoral podría tener la facilidad de ponerse a la cabeza de la indiada?, ¿Quién creería que un borracho pueda dirigir una guerra de tamaña magnitud como para su época? y ¿Un analfabeto podría haber firmado como virrey Tupaq Katari en sus manifiestos y pronunciamientos político-militares?
Sinceramente que, eso no es posible desde la perspectiva y la idiosincrasia indígena aymara. Allí, los líderes son elegidos desde la base. Ahora de que hayan juzgado y sentenciado con tales calificativos y ridiculizaciones, es natural, pues, no hubo odio colonial más grande que el vertido en estas tierras contra este hombre, con tal de acallar su feroz conducta guerrera.
Se llama Julián Apasa Nina, éste mártir de la historia aymara. Un individuo humano dotado de una sabiduría tenaz, capaz y sagaz para dirigir la guerra comunitaria de ayllus para la época.
De él y su causa india, se han ocupado muchos, sólo basta mencionar los nombres de Daniel Valcárcel, Luis Durand Florez, Boleslao Lewin, Jorge Cornejo Boruoncle, Lillian Estele Fisher, Oscar Acevedo, Alipio Valencia, Oscar Cornblit, María Eugenia del Valle de Siles, Augusto Guzmán, Roberto Quila Luna, Marcelo Grondín, Felipe Quispe Huanca, ScarlettO’phelan Godoy, Ramiro Reynaga, Sinclair Thomson y tantos otros. De ellos, unos se inclinan en afirmar que nació en el actual Cantón de AyoAyo (Bolivia), otros, tan solamente hablan a partir de su infancia; y, otro puñado de historiadores sostienen que era originario de Chucuito (Perú) como veremos más adelante.
Pero ante todo, pueda que estas afirmaciones, suenen un tanto etnocentristas y ponga de pelos a más de un lector tanto peruano como boliviano. En fin; son afirmaciones que se amparan rigurosamente en la documentación pertinente, y las fuentes bibliográficas que manejamos.
Por lo demás, suficiente ha sido el pleito generado por corrientes chauvinistas en afán de apoderarse de cuanto patrimonio altiplánico existente tal como sucedió con la diablada, la morenada y el charango. Más bien, este artículo, obedece únicamente un fin ilustrativo ya que mucha gente, sobre todo la niñez y los escolares viven ajenos a la historia india.
Por lo tanto, es menester aquí, conocer algo de la vida del gran “Tupaq Katari”, prócer de la gran Patria Collavina que desde luego, constituye un deber para todo indígena.
Entrando al tema, sus más próximos biógrafos, entre ellos el boliviano Ramiro Reynaga (1989: 124) afirma que nació en la población de JayuJayu del territorio de Chucuito. Parecidamente Boleslao Lewin (1963), sostiene que era originario de este lugar, vale decir de Chucuito. Y, Felipe Quispe Huanca[3], también boliviano, añade que era hijo de Nicolás Apaza y Marcela Nina, ambos naturales de Chucuito y que murieron ellos cuando Julián Apaza tenía alrededor de 7 años. Asimismo, no faltaría un peruano, el malogrado historiador puneño, Alfonso Torres Luna, quien también afirma que Julián Apaza era natural de Zepita (Puno)[4].
Entonces, ¿Será que estos historiadores hayan manejado otras fuentes no conocidas por nosotros?, ¿Acaso el puneño Alfonso Torres Luna tuvo acceso a otras fuentes para su época, como archivero que era?, ¿habrá algún otro historiador que clarifique esta biografía oscura de este caudillo y verdadero estratega del ejército indígena con presencia en Puno?
Seguramente que sí. A nosotros simplemente, esa búsqueda de alcanzar respuestas, ha hecho que topemos con variada información bibliográfica y con unos archivos valiosos para el caso, hallados en el archivo de La Paz, Bolivia, cuyo resumen comparto en las siguientes líneas.
Se trata de documentos fotocopias sacados del Archivo General de Indias-Sevilla, donados por la señora María Eugenia del Valle de Siles en 1991, en ella obra el legajo personal de este rebelde, los testimonios de sus confesiones y sentencia que se pronunció contra él [5], y, por ella sabemos que efectivamente, Julián Apasa fue indio forastero registrado en la jurisdicción del Cantón JayuJayu de la hoy provincia de SicaSica (La Paz, Bolivia).

De su nacimiento, nada podemos corroborar con exactitud por carecer de documentos que prueben el lugar de su nacimiento. Solo se sabe que su padre y parientes tuvieron familias bilaterales en JayuJayu (Chucuito) y JayuJayu (SicaSica) ubicado en la vera del camino a Potosí.
Los testimonios sobre su vida, indican que el niño Julián no pudo ni conocer bien a sus padres, pues, estos habían sido exterminados en las minas de Potosí. Seguramente que vino al mundo en la época en que sus padres y abuelos sufrían abusos extremos, y ello sería más o menos hacia 1750, según cálculos de 1781, en que se le daba 30 años de edad a este rebelde.
Sintetizando, el archivo consultado, se podría opinar tres puntos:
1).- que Julián no nació en JayuJayu (Bolivia) o simplemente no quiso declarar su lugar de nacimiento. Y si fue lo contrario, ¿por qué, no se halló registro de nacimiento en la jurisdicción cuando toda vez, su padre e incluso él mismo estaba relacionado con la iglesia y con el cura?, ¿en dónde fue puesto el nombre cristiano de Julián? ¿Cómo sin estos datos pudo contraer matrimonio con la mestiza Bartolina Sisa?
2).- que Julián fue de un lugar incierto tal como los documentos de la época lo atribuyen: indio forastero. En otras palabras no era originario de ese lugar AyoAyo de la provincia paceña de Bolivia, pues el mismo término forastero lo dice. Los rumores de que haya sido tributario del ayllu Sullkawi, es porque se halló algún indicio pero que nunca tributó, razón por ello que su esposa, doña Bartolina Sisa fue a la prisión por cinco veces consecutivas [6].
3).- El levantamiento de Katari no fue ninguna improvisación. Según declaración de Bartolina Sisa, su esposa, el laborioso trabajo clandestino de concientización, preparación y organización político-militar, le llevó diez años [7]. Por lo mismo que, durante la guerra tomó varios nombres como Nina Katari[8].
Felipe Quispe Huanca (2007), narra que, “Tupaq Katari viajo bastante a las comunidades y haciendas de Umasuyus, Larecaja, Chulumani, Pacajes, Puno, Chucuito, Santiago de Waychu, Qaqiawiri, Inquisivi y otros, a fin de relacionarse aún más con los importantes y principales, alcaldes mayores, kuracas, jilaqatas, mandones comunales, y así buscar dirigentes que tengan esa pasta de combatiente. Para ello ha tenido que buscar un hermoso disfraz, y el papel de comerciante, a fin de no despertar sospechas de los hacendados españoles”.
En verdad, eso tenía que haber sucedido así, pues el concejo de los Ulaqa[9] había conferido la región periférica del lago Titiqaqa y las faldas de Illimani y Illampu a TupaqKatari[10] con la consigna que comande y tome Puno, Sorata, Laja, Viacha, JayuJayu, SicaSica, Chulumani, Achacahi, La Paz, etc. hasta llegar a Azángaro[11].
Seguramente que Julián, caminó todos estos lugares y distancias a pie; ida y vuelta. Pues como indio le estaba prohibido que monte caballo. Además, se cuenta que muchas veces, en el camino tuvo que trabajar por la comida y otras, las pasaba sin probar alimento alguno, con tal de tejer y hermanar a indios de regiones distintas. Por lo tanto, su presencia en Puno, fue porque hubo esa preparación anticipada.
Además, según el historiador indio conocido como “el Mallku” (2007: 41), “antes de la toma a Puno, Nicolás Apaza (tío de Julián) y Andrés Wara viajan a Puno y Chucuito llevando consignas preparatorias”.
De esta manera cuando se declara la guerra, todos los pueblos de la antigua provincia Lupaca de Chucuito, se levantaron adhiriéndose a la causa y engrosaron las filas del ejército revolucionario. Los indios del CollaoIlave, Ácora y todo el sur altiplánico se plegaron a las tropas de Katari (D. Llanque, 1990:33). “Al parecer sólo aceptaban órdenes del aludido Túpac Catari… era frecuente oír en esos trances que los rebeldes proclamaban “Rey a Katari”, aludiendo sin duda a Túpac Catari… en Ilave le fue harto clara la proclamación de rey a Túpac Catari lo cual tuvo que causar justificado pesar” (J. J. Vega.2003).
En efecto, se había iniciado el asedio a Puno desde el Desaguadero y marcharon hacia la ciudad lacustre de San Carlos.
D. Llanque Chana, dice: “Katari, contando con el apoyo de los ilaveños y acoreños, arrasó Chucuito en mayo de 1781. Luego sitió la ciudad de Puno el 23 de mayo después que Diego Tupaq Amaru se había retirado”[12].
J. Alberto Cuentas, narra igualmente que “los indios de Ilave y Ácora al marchar sobre Puno incendiaron totalmente la ciudad de Chucuito donde existía el mayor número de españoles”[13].
Enrique Cuentas Ormachea, en Prólogo a Puno Histórico de Alfonso Torres Luna (1968), describe la heroica resistencia de los puneños al mando de don Joaquín de Orellana cuando la población sufrió el asedio de las numerosas fuerzas indígenas de TupacCatari y otros mandos.
El mismo corregidor de Puno Joaquín de Orellana reconoce y dice: “Los de Chucuito, comandados a lo que se cree por Catari, conforme a un pasaporte que libró en la capital de dicha provincia, se mantienen hasta ahora en distancia de un cuarto de legua de esta villa, con la mayor osadía, saliendo algún otro día a provocar a los de la caballería, con quienes han trabajado alguna vez sus escaramuzas. He deseado mucho castigar el atrevimiento de estos malvados, y aunque bien podría lograrlo con un asalto repentino, he tenido por conveniente reservar los escasísimos pertrechos, con que me hallo, para el caso de ser nuevamente atacado dentro del pueblo”[14].
Sin embargo, a pesar de estas fuentes, hay quienes creen y sostienen que no estaba Tupaq Katari en persona en las revueltas del hoy provincias del sur puneño y en las sucesivas tomas de la ciudad de Puno; se cree que, por esas fechas se encontraría dirigiendo el cerco a La Paz y que en uno de sus declaraciones en juicio lo habría dicho así.
Naturalmente, Katari aprendido de la lucha armada tenía formas miméticas para engañar al enemigo, y tenía que negar todo, para no involucrar a los otros mandos. No es casual que, muchos de los generales del ejército aymara actuarán con el seudónimo de Katari.
Algunos registros de las fuentes coloniales indican por ejemplo que Andrés Guara comandaba la tropa india “Con título de Catari”, el acoreño “Isidro Mamani atacó con el título de Virrey de Túpac Catari” (Valcárcel, 1974:306), lo mismo Pascual Alarapita, se sobrepuso el nombre Tupaq Katari, al igual que Tupaj Nina Katari quien dirigió los rebeldes de Juli, se habla también de otro Puma Katari y, Juan Mamani Tupaj Katari, que tenía el control de las vías a Arequipa en los pueblos de Mañazo; así como el otro Virrey rebelde de la Provincia de Chucuito quien se llamaba “AriquitipaTupacCatariYnga” (JanSzemiñski. 1983:74). Lo propio hacían también los parientes colaterales de José Gabriel Túpac Amaru, cuando, a su muerte, continúan comandando las sublevaciones.
Fue el 13 de noviembre de 1781 la fecha fatídica para Tupaq Katari. Al igual que Tupac Amaru, sufrió la suerte atroz que corrió su antecesor, víctima de un engaño y cobardemente traicionado nada más que por su colaborador Tomás Inca Lipe[15], fue entregado a los realistas, en la comunidad de Chinchaya.
Así, en una ceremonia brutal, llevado a cabo en nombre de Dios y del Rey de España, ante una congregación masiva de aturdidos indios de toda la región circunlacustre, fue condenado a muerte. Su cuerpo sería descuartizado, y su ejecución sería efectiva el 15 de noviembre del mismo año, en la plaza de la comunidad de Peñas (Cajamarca), llamado también hoy el santuario de Nuestra Señora de las Peñas, situada en el altiplano de la hoy estado plurinacional de Bolivia.
La sentencia se cumplió no sin antes ser sometido a una despiadada tortura; se martirizó peor que al líder de los judíos llamado Cristo. Pues querían por este medio arrancarle los secretos de su organización política, militar y religioso, querían hacerle declarar en donde había escondido los tesoros recuperados de los hacendados y terratenientes españoles.
Katari no habló la verdad, pese a ser reducido en la prisión a las peores presiones físicas, psíquicas y morales; decidió morir destrozado y despedazado, pero preñado de muchos secretos y planes militares para siempre (Felipe Quispe Huanca, 2007: 112).
Primero le cortaron la cabellera larga que simbolizaba la energía y rebeldía que tenía Julián, luego le arrancaron las uñas, procedieron a cortarle la lengua, que simbolizaba acallar su voz y mensaje de rebelión; luego, procedieron al suplicio y destrozo de su cuerpo cobrizo aún en vida, por la fuerza de cuatro caballos atados a sus cuatro extremidades.
Pero, antes de ser cortada la lengua dijo: “A mí solo me matarán, pero, ¡¡¡volveré y seré millones!!!”.
Según crónicas, al tiempo que cuatro caballos destrozaban en pedazos el cuerpo de Julián Apasa en dirección de los cuatro puntos cardinales. El grito acongojado de la muchedumbre respondía impotente a aquél primer grito.
Su cuerpo despedazado en porciones y dividido por sus extremidades, fue expuesto por todo el territorio del Qullasuyu en señal de escarmiento a los indios rebeldes. Su cabeza fue expuesta en el cerro de K’iliK’ili (La Paz), su brazo derecho en AyoAyo, el izquierdo en Achacachi; su pierna derecha en Chulumani, y la izquierda en Caquiaviri.
Más tarde, Su esposa Bartolina Sisa, siguió el mismo destino el 5 de septiembre de 1782, moriría también con espeluznantes detalles de tormento, estrangulada por los mismos verdugos que terminaron con la vida de su compañero de vida. Lo mismo ocurrió con su hermana Gregoria Apasa; junto a todos ellos un hijo de Tupaq Katari y Bartolina Sisa, de diez años de edad, fue aprehendido y nunca más se supo de él.
Pasado el tiempo, en el Perú, la posteridad no siempre ha sabido ser grata con este héroe de tanta prestancia. Total es personaje indio, seguramente. Ojalá alguna vez, otra generación con identidad aymara haga un justo homenaje.
Más bien, es en la parte boliviana que existe una identidad confesa y por ende una diversidad de instituciones, desde una universidad hasta una nave satelital de telecomunicaciones que lleva el nombre de Tupaq Katari y que fue lanzado desde el continente asiático, al otro lado del mundo.
En la Región Puno, pareciera que solamente es usada por masas de huelguistas y politiqueras que traen a la memoria el nombre de Tupaq Katari para arengar y vitorear en sus movilizaciones.
Sólo se sabe que un sólo colegio lleva el nombre de Katari, allí en el poblado de Villa de Socca del distrito de Ácora, los demás, son una que otra organización de campesinos que se identifican con este insobornable líder aymara, aunque en los últimos tiempos se viene gestando una organización Política cultural que lleva el nombre de Movimiento Katarista del Perú.

Ø  [1] Boleslao Lewin (1943 y 1963) y María Eugenia del Valle de Siles (1990).
[2] Diario de los Sucesos del Cerco de La Paz, de Don Sebastián de Segurola. Editorial A. Franck, Paris, 1872. Págs. 10 y 216.
[3] TUPAK KATARI. VIVE Y VUELVE, 2007pág. 29.
[4] “indio pobre y desconocido, natural de Puno, que de sacristán y peón de hacienda llegó a capitalizar los anhelos de libertad de los naturales, y, ayudado por otro indígena llamado Marcelo Calle adquirió una autoridad tan inmensa que puso a su devoción a Omasuyos y Chucuito y otras provincias, y que para alcanzar mayor respeto y devoción hacia su persona adoptó el nombre de TupacCatari”. Puno Histórico, [1935?] (1968, pág. 233).
[5] Puede consultarse también Archivo General de la Nación, Bolivia, Folios codificados con IX, 7-4-2.
[6] Sinclair Thomson, 2010. Pág. 254.
[7] Archivo General de las Indias. Buenos Aires 319, Cuaderno N° 4, Folio 59. Y también el Archivo de María Eugenia del Valle de Siles, donado al Archivo de La Paz, Bolivia.
[8] Felipe Quispe Huanca (2007: 39).
[9] Consejo de Guerra, conformado por ancianos.
[10] Ibídem: “En la región noroccidental tenía que hacer lo propio el InkaTupac Amaru, tomar el Cusco. Y, lo mismo haría en la región sur-oriental el cacique Chayanteño Tomas Katari para rodear y tomar a Chuquisaca, que era asiento de la Real Audiencia de Charcas”.
[11] Felipe Quispe Huanca (2007: 108)
[12] “LA CULTURA AYMARA. DESESTRUCTURACION O REAFIRMACIÓN DE IDENTIDAD” 1990, pág. 33.
[13] Álbum de Oro, Tomo I, pág. 106.
[14] Relación de Joaquín de Orellana, de sus expediciones, sitios, defensa, y varios acaecimientos, hasta que despobló la villa de Puno. En: Relación histórica de los sucesos de la rebelión de José Gabriel Tupac-Amaru, en las provincias del Perú, el año de 1780, pág. 98.
[15] Este traidor, es recompensado: recibe dinero y una medalla de oro con el real retrato de Carlos III, labrada en Potosí, por sus valiosos servicios al ejército del Rey y del Dios. También ha recibido el nombramiento como alcalde mayor de Achacachi y es posible que haya tenido una hacienda llamada “lipe”, hoy llamada “Villa Lipe” perteneciente al cantón Santiago de Huata, Provincia de Umasuyus (Felipe Quispe Huanca, 2007: 110)

Julián Apaza / Túpac Katari

Siglo XXI, el retorno de Túpac Katari

Camilo Katari / Escritor e historiador potosino
La plaza de Peñas, en los aciagos días de noviembre de 1781, fue testigo de la aplicada obediencia de poner ejemplo a los indios levantiscos, de mutilar sus cuerpos, de acabar con la luz del inti, pero no lo lograron.
La historia nos dice que el líder de la insurrección de Chayanta, Julián Apaza, tomó el nombre de Túpac Katari tras las muertes de Túpac Amaru, con quien había mantenido contacto, y del propio Tomás Katari, con el que encabezó el más importante levantamiento indígena de la región aymara a principios de 1781.

Su movimiento buscaba la liberación de los indígenas frente al yugo impuesto por las fuerzas coloniales españolas; durante ésta insurrección, Katari puso en pie de guerra a más de 150 mil indígenas en toda la región del Perú, La Paz, Oruro y los valles de Chayanta.
La luz ha vuelto y hoy quiere ser nuevamente eclipsada con falsos debates de “capitalidad”, como en tiempos coloniales. En un país con régimen de autonomías, un debate acerca de la capital es ocioso debido a que existen muchas “capitales”, como pueblos existen en nuestro territorio plurinacional, cada pueblo tiene su propio “centro”, su propia capital. El país plurinacional ya no tiene un sólo centro.
Y si de capitales hablamos seguramente Peñas es la capital de la memoria, porque día a día debemos recordar que allá hubo una muerte que no fue, allí se trató de enterrar la cultura de la vida para que impere la cultura de la muerte, allí rompieron el equilibrio de la Pacha.
Túpac Katari, con la inmensidad de su sacrificio, señaló el camino. Casi un siglo después parte de su cuerpo fue reconstruido por Zárate Willka y aportó su cuota de sacrificio, luego fueron los sindicatos campesinos que se convirtieron en las venas revitalizadas de Katari, para que finalmente las hojas de coca terminaran de juntar el cuerpo con la cabeza de Túpac Katari y dar comienzo al Pachakuti.
Los que hoy quieren detener los pasos del Pachakuti han ensayado muchas formas, una de ellas neutralizar la Asamblea Constituyente, después discutir la “capitalidad”, luego dividir al país con una guerra civil, se ensayó también la temeraria acción de eliminar al Presidente.
Hoy en tiempos electorales retoman los viejos temas y las viejas tácticas, no tienen argumentos nuevos, no hay propuestas, solamente la idea fija de terminar con este proceso que ha desafiado a toda la ‘intelligentzia’ colonizada de todos los colores.
¿Volver al pasado es legítimo? Claro que sí, en un régimen democrático se confrontan las ideas y los hechos, se confronta la colonialidad y la pigmentocracia con la dignidad y la identidad del secante individualismo contra el sentido de comunidad, la concentración contra la redistribución; la cultura de la muerte contra la cultura de la vida.
Estamos en los días en que se utiliza la confusión como verdad, se trata de ocultar las historias pasadas y mostrarse como los ‘nuevos’ políticos, cuando son casi primos del tiranosaurio rex; barajan sus posibilidades de encontrar una ‘Eva’ que les acompañe en su periplo electoral, seguramente veremos desfilar nombres y apellidos de mujeres aymaras o quechuas que serán los segundos globos de ensayo, porque los primeros ya fallaron.

La virreina Bartolina Sisa
La virreina Bartolina, generala en falda
Hernando Calvo Ospina

No hubiera tenido necesidad de sublevarse. Nació en 1750, un día de agosto, en una pequeña comunidad del actual departamento boliviano de La Paz.
La virreina Bartolina, generala en falda
Con sus padres recorrió aldeas y pueblos vendiendo tejidos de lana, aunque en minas y campos tuvieron la mayor clientela: los indígenas necesitados de la sagrada hoja de coca para mitigar la fatiga y el hambre. Poca ganancia les quedaba al tener que pagar alto tributo, en particular a los curas por la hoja.
El comercio salvó a Bartolina Sisa de estar entre la servidumbre de los señores feudales, jefes militares o curas. Aunque desde las primeras luces del siglo XVI los reyes católicos habían prohibido el esclavizarlos porque tenían alma, millones siguieron muriendo sometidos.
Por eso, mientras Bartolina caminaba, compraba y vendía presenciaba el estado de explotación, vejamen y miseria en que vivía la casi totalidad de sus hermanos de raza.
Ella no tenía veinte años de edad cuando se independizó de sus padres. Algo extraordinariamente extraño por ser muy joven y mujer soltera. Bartolina, que era alegre, esbelta, de piel morena y ojos negros, no necesitaba de un hombre para sobrevivir económicamente. Solo requería de su complemento, como el agua y la tierra.
Esto lo encontró en el también comerciante Julián Apaza, con quien pasó a compartir lecho, negocios, sueños y cuatro hijos. Tiempo atrás había sido minero en Oruro. Debió dejar hasta la ciudad porque lo iban a matar los patrones: organizaba a los indígenas para que rechazaran las extenuantes jornadas de trabajo y el maltrato.
Hasta Bartolina y Julián llegaron las noticias sobre los masivos levantamientos indígenas, de mestizos y criollos pobres contra el injusto poder colonial. En Potosí los lideraba Tomás Katari; en Cuzco, al sur de Perú, era José Gabriel Condorcanqui, llamado Túpaj Amaru II. Estas sublevaciones terminaron de convencer a la pareja que se debía continuar organizando a los suyos.
Su proyecto era sitiar a La Paz hasta que los realistas se rindieran. El 13 de marzo de 1781, al frente de 20 mil hombres y mujeres, empezaron las acciones militares. Para junio, casi cien mil rebeldes se habían sumado.
Julián fue proclamado virrey del Inca, por lo cual adoptó el nombre de guerra Túpaj Katari. Bartolina, por meritos propios, fue ungida como virreina.
Bartolina era una generala en falda. Una jefa, política y militar, que dispuso a sus tropas bajo tácticas novedosas: aunque tenían la superioridad numérica, se debía compensar la falta de armas modernas.
El jefe militar español comprobó que era una mujer la que estaba al frente de las fuerzas enemigas mejor organizadas. En mayo dispuso de la mayoría de hombres y trató de romper el cerco comandado por Bartolina. Tuvo que retirarse. En junio los realistas embistieron a las tropas de Túpaj Katari. Ahí casi logran derrotarlo, al punto que el virrey inca debió ordenar un repliegue que por poco termina en desbandada.
Llegaron refuerzos para los españoles. Estos trajeron la experiencia obtenida en las guerras contra los hermanos Katari y Túpaj Amaru. Ya sabían que no solo soldados era suficiente para la guerra, pues tan importante era manipular la conducta del adversario para destruir su moral o ganarlo.
Se empezó a expandir el rumor de que las tropas de Julián estaban casi derrotadas. Que solo serían indultados aquellos que ayudaran a la captura de los “cabecillas”.
Sin poder comprobar a tiempo los rumores, Bartolina decidió el traslado de sus fuerzas hasta zonas más seguras. Tarde: algunos de sus acompañantes la capturaron el 2 de julio de 1781 y la entregaron. Estos no recibieron lo ofrecido, sino la cárcel y la muerte.
Los españoles seguían sin creer que una mujer, india, además, los hubiera enfrentado con tal sagacidad. En su cultura patriarcal, machista, la misma que fueron imponiendo desde 1492, la mujer solo presta servicios.
En La Paz Bartolina fue recibida con insultos, escupos y piedras. En los calabozos fue torturada y violada por haber humillado al poder; luego para sacarle información sobre la insurrección. Ni una sílaba dijo.
Trataron de utilizarla como carnada para capturar a su marido. Bartolina, terriblemente flagelada, fue paseada cerca de la línea de asedio de los indígenas, como prueba de que vivía. Se propuso intercambiarla por un cura capturado, pero no fue aceptado. Julián comprueba que así él se entregara, a ella no la dejarían libre.
El cerco a La Paz se reorganiza, pero 7.000 soldados llegan para romperlo definitivamente. Tras un mes de intensos combates, lo que no pudieron las armas enemigas lo logró otra traición: El 10 de noviembre Túpaj Katari fue entregado.
Luego de cuatro días de horribles torturas, sus extremidades fueron amarradas a 4 caballos hasta descuartizarlo. Bartolina debió presenciarlo. Igual que a Tupac Amaru II, las partes de su cuerpo fueron repartidas y exhibidas por varios lugares para que sirviera de “escarmiento a los indios rebeldes”.
La sentencia dijo: “Ni al rey ni al estado conviene que quede semilla, o raza de éste o de todo Túpaj Amaru y Túpaj Katari por el mucho ruido e impresión que este maldito nombre ha hecho en los naturales…”
Luego muchas voces indígenas comenzaron a repetir que las últimas palabras de Túpaj Katari fueron: “¡Yo muero hoy, pero volveré hecho millones…!”. Siglos después el irlandés Ben Kane se apropiaría de esa frase para ponerla en boca de su héroe, el gladiador Espartaco.

Después de casi un año de encierro, a sufrimiento diario, aun buscando que ella vendiera a los suyos, al amanecer del 5 de septiembre de 1782 fue ejecutada la guerrera y virreina india. Le amarraron los brazos, le ataron una soga al cuello y ésta a la cola de un caballo. Mientras era arrastrada, desde el cuartel a la Plaza Mayor, un pregonero leía la sentencia al repique de tambores.
Luego, el cuerpo desnudo y destrozado, fue montado en un burro y paseado. Se le descuartizó y sus partes fueron llevadas y expuestas “donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas […] para el escarmiento público”. Una de sus piernas fue enviada hasta una comunidad que hoy es parte de Perú.
Los españoles debían acabarla así, pues como había dicho la sentencia contra su esposo y la de Túpaj Amaru II: “de lo contrario, quedaría un fermento perpetuo…”

Y quedó. En el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América, reunido el 5 de septiembre de 1983 en Tihuanacu, Bolivia, se instituyó el Día Internacional de la Mujer Indígena en honor de la heroína Bartolina.